En Tu Presencia vendré, Oh Dios de la Misericordia, porque tú eres más precioso y maravilloso.
Voy a encontrar consuelo allí, un refugio en el momento de la tormenta.
La paz que encuentro en Su Presencia es como ninguna otra y me purgas todos mis sentimientos de preocupación y angustia.
Al igual que la oscuridad que huye de la presencia de la luz, así que mi agitación interna huye ante la Luz de tu paz, Señor.
¿Quién como tú, oh Señor?
Usted todavía puede las tormentas por un mero expresión de sus labios.
Voy a encontrar un puerto seguro de las tormentas de mi vida, navegando
como un barco a la tranquila cala de Sus brazos eternos de amor y
gracia.
Al igual que un niño abandonado que era un paria, que han abierto su
puerta de misericordia para mí, Oh Señor, y me dio una casa.
Amén.