Bienaventurado el hombre, que entra por la puerta de la salvación.
La puerta que Dios ha abierto y nadie puede cerrarla.
La puerta de forjado por un precio terrible del sacrificio del propio Hijo de Dios, Jesucristo.
La puerta que conduce a la Reino de los Cielos y la vida eterna.
La puerta que cambia una vida de uno de amargura a uno de amor.
La puerta que cambia la tristeza y la desesperación a la alegría eterna.
La puerta que cambia una vida llena de ira y los conflictos a la paz perpetua.
La Puerta que conduce a la gloria eterna.
La puerta de las puertas y la puerta de las puertas.
¡Ven! Introduzca el mismo.