Venid, todos los que están cargados y agobiados abajo, y hallaréis descanso para vuestras almas.
Venid, todos los que están confundidos y perplejos y que han llegado al
final de su comprensibilidad, y encontrar un río de sabiduría, puro y
santo, una camino recto en medio de estado sin esperanza de este mundo
de caos religioso.
Ven!
¡Ven, todos vosotros los que son rechazados y despreciados, que se
sienten amados y sin amigos, que han convertido en parias de las
instituciones religiosas de este mundo, y encontrar consuelo en los
brazos eternos de Nuestro Precioso Señor y Salvador, Jesucristo.
"¡Ven!", dice el Espíritu y la Esposa.
Y el que oye, diga: "¡Ven!" Y el que tiene sed, venga deja.
Y el que quiera, que lo reciba el agua de la vida gratuitamente.
Venga a Jesús.