Deje el Nombre del Señor sea glorificado.
Deje que Él sea exaltado por encima de todas las demás, porque jamás
volverá triunfante con las Huestes Celestiales y someter todas las cosas
debajo de sus pies.
Su venida será como el relámpago y sus enemigos serán derrotados por la expresión de su voz.
Él establecerá Su Reino y Su Reinado será absoluta.
Él se regirá con vara de hierro y no se oyó la voz de disensión.
Su voz se convertirá en la ley de la tierra y sus caminos se establece a partir un extremo de la tierra hasta el otro.
De su Reino no tendrá fin.
¡Aleluya! Gloria a Dios en las alturas y con su Hijo Jesucristo.