Con prisa voy a correr la carrera por el supremo llamamiento de Dios.
Voy a poner todo mi corazón en la tarea de servir al Señor y retener nada.
Voy a servir al Señor con todo el corazón, mente, alma, espíritu y fuerza.
Con gran celo hará que el trabajo en la viña de los campos de la cosecha del Señor.
Voy a alimentar sus corderos de buena gana y con gran deleite.
No voy a dejar que el costo financiero ni ninguna persecución o el
sufrimiento que yo pueda soportar me impide correr la carrera de ganar
las almas de los hombres para Dios.
Este es mi servicio razonable a mi Maestro y Señor, a quien amaré con todo mi corazón, alma, espíritu, mente y fuerza.
Alabaré yo el nombre del Señor, Jesucristo, todos los días de mi vida.
Amén.